miércoles, 30 de enero de 2008

Circo de los Muchachos, de Benposta

El más difícil todavía

Todo comenzó como un sueño y una utopía. El sueño de un joven sacerdote gallego ―padre Silva― en el que vio al mundo convertido en un gran circo donde se levantaba una pirámide en la que los poderosos estaban abajo, los débiles arriba y los niños en la cumbre. Así nació el Circo de los Muchachos que, entre bromas y veras, está llevando el mensaje evangélico de paz, justicia y amor a niños y mayores de todo el mundo.

Julián del Olmo. Fotos: Ramón Ajo

l padre Silva invitó a niños y mayores a participar en su sueño, pero sólo acudieron los niños «porque los mayores no sueñan o no saben soñar».

Y desde todos los puntos del mundo fueron llegando a Benposta, en Orense, niños y jóvenes para hacer vivir este alucinante sueño.

Luchar por lo que parece imposible

Con ilusión y coraje, un puñado de jóvenes aventureros, con el padre Silva al frente, pusieron manos a la obra para hacer realidad la utopía. «Sólo merece la pena luchar por aquellas cosas que a simple vista parecen imposibles de conseguir», dice el padre Silva.

Y así nació, en 1956, la Ciudad de los Muchachos, de Benposta, inaugurada oficialmente por el ministro de Educación y el obispo de Orense de la época.

La cosa empezó con quince chicos, una moto y un cura trashumante con chaqueta de cuero. Desde entonces, más de 50.000 niños de todo el mundo han pasado por esta singular ciudad.

La ciudad del circo

En circo siempre fue el epicentro de la Ciudad de los Muchachos. Una ciudad que abrió la primera escuela de Circo de España y la segunda del mundo, después de Moscú.

Más de 3.000 jóvenes de distintos países han pasado por la escuela universitaria de artes acrobáticas y circenses de Benposta.

«Con mi presencia —dice el padre Silva— he querido que las pistas del circo se vieran santificadas por otra presencia mucho más importante que la mía, la de Jesucristo, que desde lo alto aplaudía el riesgo y la gracia, convirtiéndolos en las más bella oración salida de los malabaristas de la ilusión».

Reyes del mundo

Cualquier niño o niña, desde los cinco años, sin distinción de país, raza o credo religioso puede ser ciudadano de Benposta, sólo hace falta ser capaz de soñar y querer trabajar para hacer un mundo donde los niños —«todos los niños»— sean reyes del mundo.

La organización de la ciudad, en la que viven habitualmente más de 200 personas, es totalmente democrática. El órgano supremo es la Asamblea Popular, que se reúne diariamente para tratar los problemas que afectan a la comunidad. La Asamblea nombra al alcalde de la Ciudad de los Muchachos, que ejercerá el cargo por un período de dos años.

Benposta cuenta con sus propias instituciones y servicios: Ayuntamiento, Policía, Industria, Finanzas... Y tiene moneda propia: la «corona», actualmente equiparada al euro.

Giras por los cinco continentes

En 1966, el Circo de los Muchachos haría su debut en Barcelona, en una carpa instalada en la plaza de Cataluña. Y a partir de ese momento se sucederían las giras por España y por todo el mundo.

El Circo de los Muchachos ha viajado por 85 países de los cinco continentes y ha presentado su espectáculo en locales tan prestigiosos como el Madison Squere Garden, de Nueva York; Grand Palais, de París; Palacio Olímpico, de Tokio, y Maranacinho, de Río de Janeiro.

Más de 200 millones de personas han presenciado, en vivo y en directo, el Circo de los Muchachos, que se ha convertido en el espectáculo cultural y artístico más internacional de España.

El rey es un niño guineano

Recientemente, el Circo de los Muchachos presentó, en Madrid, el espectáculo «Niños del Mundo», que movilizó a un centenar de artistas y fue visto por más de 50.000 personas.

El espectáculo, que tenía como protagonista al «Niño Rey», visualiza el sueño del padre Silva que consiste en hacer un mundo donde el niño sea el rey o, con otras palabras, que los últimos sean los primeros.

Ponciano Bakale, un guineano de 14 años, hizo de rey. «Yo quisiera —dice Ponciano— que todos los niños del mundo fueran reyes como el que yo represento y que como a los reyes no les faltara comida, ni escuelas, ni hospitales y que no hubiera niños en la calle porque no tienen casa».

En la cuerda floja

El circo, que se rige por las leyes de la fantasía y el más difícil todavía, es un ejercicio de superación personal para demostrar hasta dónde una persona puede llegar en la vida, sabiendo que siempre se camina por la cuerda floja.

En esta singular escuela de la vida, los niños aprenden a superar el miedo, a arriesgarse para conseguir las metas más altas y a soñar al filo de lo imposible. Y todo, con la única recompensa de la satisfacción personal y de un público que premia los aciertos con aplausos y los fallos con sonrisas.

Por encima de razas y culturas

La ciudad de Benposta y el Circo de los Muchachos son un ejemplo de integración y convivencia entre jóvenes de distintos países, razas, culturas y religiones.

En el espectáculo participan jóvenes de 11 países: 25 marroquíes, 20 venezolanos, 16 guatemaltecos, siete salvadoreños, tres rusos, un japonés... Prácticamente, todos ellos pertenecientes a las clases más pobres de sus respectivos países.

Carrera artística

En Benposta, todos los niños cursan la enseñanza formal obligatoria. Después, unos harán formación profesional en los talleres que tiene la propia organización, y otros pasarán a la Universidad.

Muchos seguirán su carrera artística y todos, hagan lo que hagan, conservarán el espíritu y los valores que vivieron en Benposta.

Preparación para ser reyes

Cuando el circo sale de turné, los profesores se desplazan con los muchachos para que no pierdan los estudios. Las clases ambulantes se imparten entre actuación y actuación.

Los profesores aseguran que estas aulas móviles tienen sus ventajas, ya que amplían el marco sociocultural de los alumnos y su reducido número permite hacer una enseñanza personalizada.

A los muchachos de Benposta se les da una formación muy completa, porque como «los niños son reyes», hay que prepararlos para que cumplan bien su oficio en beneficio de todos los niños del mundo.

Otras Benpostas

El espíritu y la obra de Benposta se ha extendido por Colombia, Venezuela, Bolivia, República Dominicana, Japón, Nicaragua, Mozambique y EE. UU.

Más de medio millón de niños vive en las 16 Ciudades de los Muchachos que han surgido en torno al circo.

Cumpleaños feliz

El día que fui al circo para hacer este reportaje, el padre Silva cumplía 70 años. Y nada mejor que la carpa del circo, donde ha pasado toda su vida, para que sus muchachos le desearan un feliz cumpleaños.

Paz en tiempos de guerra

En estos tiempos de guerras activadas unas y anunciadas otras, las palabras del padre Silva al finalizar el espectáculo circense son para decir «No a las guerras y a toda clase de violencia porque entre las víctimas inocentes siempre hay niños y eso es atentar contra el mismo Dios».

Nuevo orden mundial

La famosa pirámide humana que forman los artistas, vestidos de arlequines, santo y seña del Circo de los Muchachos, que cierra todas las actuaciones, ha sido levantada en la basílica del San Pedro, en la Puerta del Sol cuando la gran manifestación contra la guerra en Irak y entre la multitud que acudió a ver al Papa en su reciente visita a España.

Desde lo alto de la pirámide, los muchachos proclaman un nuevo orden mundial en el que los poderosos estén abajo, los débiles arriba y el niño en la cumbre.

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